viernes, 26 de diciembre de 2008

Una niña con espina bífida, operada en el útero materno en Italia

Médicos de Vall d´Hebron intervinieron a la pequeña en Italia. Se ha utilizado una técnica pionera de reparación de la piel con un parche que sustituyó al tejido
Elisabetta, una niña de tres meses italiana, tuvo su primera intervención quirúrgica muy pronto. Cuando era aún un feto de 24 semanas, médicos del hospital Vall d´Hebron de Barcelona la operaron dentro del vientre de su madre para solucionar el grave caso de espina bífida que sufría. Se trata de la segunda operación de este tipo que realiza el equipo de cirugía fetal de Vall d´Hebron - la primera fue en Sevilla hace un año-,una intervención de riesgo para la que se necesita una alta especialización y que muy pocos grupos europeos controlan. Gracias a ello, Elisabetta ha nacido libre de esta malformación.
Médicos del hospital Burlo-Garofolo de Trieste, donde viven los padres de Elisabetta, detectaron una lesión en el feto en la semana 22 de gestación. La niña tenía espina bífida, un desorden congénito que afecta al sistema nervioso central y que hace que la columna no se cierre de forma correcta. En la vida del niño, esta malformación produce alteraciones cerebrales graves, como la hidrocefalia - acumulación de líquido en el cerebro-o la malformación de Chiari, así como parálisis en las piernas, paraplejia o incontinencia de esfínteres. En el caso de Elisabetta, los médicos observaron un gran quiste en la zona de la médula ósea mediante una ecografía, pero la hidrocefalia era mínima. Informaron al equipo de Vall d´Hebron y, tras estudiar el caso, decidió operar al feto en la semana 24 - esta operación intrauterina es viable entre la semana 21 y 26 de gestación-."Hasta ahora sólo se podía tratar al niño una vez había nacido, cuando la lesión ya está hecha, pero con esta técnica, que perfeccionamos cada día, se puede operar al feto en el útero y evitar al máximo los efectos de la malformación", explicó ayer en la presentación del caso José Luis Peiró, uno de los médicos que han encabezado la operación junto con César García Fontecha y las anestesistas Eva Andreu y Victoria López Gil. Todo el equipo barcelonés se trasladó a Trieste a principios de agosto para operar al feto junto a dos doctoras del departamento de cirugía pediátrica y obstetricia del hospital italiano. Para ello desarrollaron técnicas quirúrgicas poco agresivas que evitaran al máximo los riesgos tanto para la madre como para el feto. La primera dificultad estaba en anestesiar al feto, algo que se consiguió con una punción intramuscular. Después de abrir el abdomen de la madre - como en una cesárea pero de mayor tamaño-, se llegó hasta el útero y se aspiró una parte del líquido amniótico - que se conservó-.Se hizo una incisión de diez centímetros en el útero - evitando la placenta-y los médicos pudieron llegar hasta el feto. Lo colocaron en la posición adecuada para la operación, con la columna de cara a ellos, y ya pudieron arreglar la lesión en la columna. En esta parte tuvieron que utilizar aparatos muy finos y delicados, acordes con el tamaño y estructura del feto - la lesión estaba concentrada en grupo de tres vértebras que medía sólo dos centímetros-.Al cabo de 50 minutos, la pequeña ya tenía la espina bífida arreglada antes de nacer y así se han podido evitar las complicaciones que provoca esta lesión. El embarazo continuó de formal normal hasta que en la semana 32 se tuvo que practicar una cesárea por causas ajenas a la cirugía fetal. En el momento del nacimiento, Elisabetta pesó un kilo y medio, la lesión en la espalda estaba totalmente cicatrizada, la espina bífida cerrada y sólo tenía una mínima afectación cerebral. La secuela que le quedará será una leve cojera en el pie izquierdo. A diferencia de la operación de Sevilla, en la que también se resolvió la espina bífida de un feto, se ha utilizado una nueva técnica para reparar la piel de la zona intervenida. En lugar de coger tejido de la espalda del feto - algo muy agresivo-,se aplicó un sustituto de piel, una matriz de colágeno y elastina que se selló al cuerpo de la niña con un adhesivo sintético. Así se logró una mejor cicatrización. Por ahora no se tienen previstas más intervenciones de este tipo, al menos en España, a pesar de que cada año se diagnostican en Catalunya 50 casos de espina bífida.
Holanda estudia legalizar la eutanasia de bebés
El Gobierno de los Países Bajos buscaría ahora que los bebés nacidos con enfermedades incurables sean legalmente asesinados a través de la eufemística “muerte asistida” o eutanasia.
Actualmente, la eutanasia de bebés está penalizada, sin embargo, un grupo de pediatras del hospital de Groningen publicó recientemente que médicos holandeses practicaron durante los últimos siete años la eutanasia a 22 bebés con espina bífida sin que los casos fueran ventilados por la justicia.
Según el diario vespertino Handelsblad, los pediatras del Hospital Universitario de Groningen lanzaron a principios de 2005 la propuesta de crear un protocolo a nivel nacional sobre la aplicación de la eutanasia en recién nacidos.
Si entrara en vigor la aplicación de este protocolo, se eliminaría la posibilidad de que los médicos que practiquen una eutanasia a un recién nacido puedan ser acusados de asesinato.
La actual ley holandesa de eutanasia no estipula la posibilidad de que los recién nacidos sean receptores de la llamada “muerte asistida”, ya que exige, entre otras condiciones, que sea el paciente quien la solicite personal y reiteradamente. La eutanasia sólo es posible como procedimiento legal en personas mayores de 16, y en casos excepcionales en mayores de 12 años. El año pasado se registraron 1886 casos de eutanasia en Holanda.
De 1997 a 2004, 22 bebés en los Países Bajos fueron sometidos a la eutanasia, a lo que la Procuraduría del Estado señaló que en las correspondientes investigaciones, los médicos habían cumplido con las criterios exigidos, evitando así la intervención judicial.
Los médicos holandeses quieren que el protocolo sirva de marco para practicar la eutanasia a bebés que padezcan una enfermedad “insoportable” e incurable; con la consulta de un segundo médico y el consentimiento de los padres.Sin embargo, para el Presidente de la Cámara Federal de Médicos, Jörg-Dietrich Hoppe, este intento “comprueba la ‘teoría de la ruptura del dique’. Aquí no se trata de una decisión que obedece a la compasión, sino principalmente a aspectos materiales”.


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