sábado, 23 de agosto de 2008

DROGAS Y EL SIDA

DROGAS La droga y el SIDA.
Legalizar la droga ?.
Marihuana: sigue la campaña.
Drogas blandas, terapéuticas, y duras.
Balance de razones a favor y en contra.
Sanitarismo.
Con metadona.
Con heroína.
Campañas contra la droga.
1. La droga y el SIDA. A más consumo de droga, directa o indirectamente, más sida. Por dos razones fundamentales debemos luchar contra la droga, por ser vehículo de transmisión del sida, y por ser elemento de degeneración personal y social. Según el Observatorio Europeo de la Droga y la Toxicomanía en su informe anual sobre el problema de las drogas en la Unión Europea, difundido el 22-11-1999 en Berlín, España estaba a la cabeza de Europa en nuevos casos de SIDA por todas las vías de contagio, y ocupa también el primer lugar en incidencia de contagios entre los toxicómanos que se inyectan por vía intravenosa. Este informe revelaba que, en nuestro país, el 32 por ciento de los toxicómanos por vía intravenosa estaban infectados con virus del SIDA, registrándose notables diferencias entre los diferentes países de la UE, donde cada año mueren entre seis y siete mil personas por abuso de drogas. Así, y a considerable distancia de España, el país que nos seguía en número de infectados entre los toxicómanos era Francia, con un porcentaje que oscilaba entre el 15,5 y el 18,3 por ciento. En la otra cara de la moneda figuraban Irlanda, con el 0,9 por ciento y el Reino Unido, con el 0,1. El informe de la UE señalaba de nuevo a España a la hora de subrayar el elevado comportamiento de riesgo detectado entre los toxicómanos que se inyectan y que se encuentran en las cárceles. Los datos decían que el 79 por ciento de ellos se inyecta en prisión, un 10 por ciento comenzó a hacerlo en la cárcel y el 32 por ciento compartieron material fuera de ella. A pesar de que las drogas sintéticas están en plena expansión y de que el cannabis es la sustancia más consumida en toda la UE (se calcula que más de 40 millones de personas podrían haberla probado), el informe señalaba que la heroína es la que produce más daños físicos, psicológicos y sociales. Se cree que entre 4 y 5 millones de europeos la han probado. En Estados Unidos la mezcla de drogadicción y sexo aparece cada vez más como el factor decisivo en la propagación del SIDA. Así lo demostraron estudios hechos públicos por el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta, a comienzos de 1995. Un estudio detectó que de los 40.000 nuevos casos de infección por el virus VIH registrados en 1994, casi tres cuartas partes de ellos eran toxicómanos.El principal grupo de riesgo no lo constituían sólo los adictos por vía intravenosa. Un número creciente estaba formado por adictos al crack, y especialmente mujeres, que se contagiaron al tener relaciones sexuales con otros adictos. Los datos y el análisis realizado por el Centro de Atlanta indicaban que las personas afectadas por el SIDA en 1994, formaban un grupo muy diferente de las que fueron infectadas antes. Según las estadísticas, antes, los de 1993, que se contagiaron a mediados de la década de los 80, eran sobre todo homosexuales (50%), y drogadictos por vía intravenosa (25%). Estaba dejándose ver claramente, que con otras drogas (bajo sus efectos) también se contagia mucho el SIDA, pues se mantienen relaciones sexuales bajo los efectos de drogas o de alcohol. En esas circunstancias es difícil recordar, o hacer caso a recomendaciones de campañas. Según el Dr. Scott Holmberg, director del estudio, los adictos al crak que estaban siendo contagiados eran fundamentalmente hombres y mujeres jóvenes. El SIDA es ya la primera causa de muerte entre los norteamericanos de 25 a 44 años. Y es entre las mujeres donde se estaba produciendo el aumento más alarmante. La mitad de estas mujeres eran adictas al crak. 2. ¿Legalizar la droga ? En materia de drogas, hay quienes dudan sobre legalizar el consumo y hasta el tráfico de estos productos. El juez Garzón que se hizo famoso por detener a varios agentes de la Unidad Central de Investigación Fiscal Antidroga que habían entregado droga a confidentes, ahora es él el que dice entregaría droga gratis a los toxicómanos, y a la venta a cualquiera, si la sociedad lo demanda. La eurocomisaria de Consumo Enma Bonino también tiene una posición ambigua, y decía un día que :"Las drogas son productos esencialmente agrícolas que, en un mercado libre, serían mucho menos caros".Da la impresión que el Estado quiere obtener el monopolio del tráfico de drogas, con beneficios que se sumen a los del alcohol y tabaco. El contribuyente que ya paga la rehabilitación de toxicómanos, tendría que pagar la fabricación de las drogas a precios más competitivos que los del mercado negro .Creen que legalizando las drogas se llegaría a una situación como la actual del alcohol, supuestamente sostenible. Piensan, erróneamente, que disminuiría la delincuencia, y los adictos, y sólo destrozarían sus vidas y las de sus familias. Los extoxicómanos, los que quieren dejarlo, y los que les atienden, no quieren ni oír hablar de legalización, pues mayor publicidad sobre las drogas equivale a muchas vidas destruidas. Aunque la prohibición, en si misma, no arregla el problema, la legalización lo agravaría. Sin embargo, el 27 de Febrero de 1995, en Viena, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, organismo de la ONU, volvió a pronunciarse en contra de la legalización de las drogas. Legalizar el consumo y el tráfico significa alimentar la demanda. El informe citaba el caso de Zurich para escarmentar en cabeza ajena. Allí, los muchos años de tolerancia habían llevaron a una triste situación en que las autoridades no son capaces de controlar un problema tremendo. Se toleró el consumo de drogas en un parque público (parque de las jeringuillas), y en una estación abandonada, pero el clima de peligrosidad creado en el entorno obligó a la policía a desalojar esos lugares. Los precios bajaron por no estar perseguido el tráfico, de modo que las drogas llegan a más personas y los drogadictos tienen más facilidades de obtener dosis mayores. Tampoco las medidas sanitarias, como la distribución gratuita de jeringuillas mejoró la situación, sirvió para obstaculizar los programas de prevención y aumentar el número de drogadictos. El consumo se disparó, de igual forma que el número de muertos por sobredosis que en 1992 fue de 415. La criminalidad ligada al tráfico de drogas aumentó, pues al bajar los precios se produjo una lucha de los grupos de traficantes por el monopolio de la heroína. Se ha llegado a distribuir heroína gratis durante tres años, y eso sólo estaba consiguiendo mantener el ciclo de adicción de los drogadictos. En Holanda comenzaron las narcosalas. En Ámsterdam, el Ayuntamiento empezó a abrir en 1998 tres centros para drogodependientes sin hogar que podían consumir droga bajo el estricto "control" de un grupo de "asistentes sociales". Pero Holanda se está cuestionando la permisividad. Una agencia de prensa informaba que en Marzo del año 2000, los socialistas y liberales holandeses querían poner fin a los "coffeeshops", donde se puede comprar legalmente la marihuana. El Ministro de Justicia publicaba en abril nuevas normas, más estrictas, sobre la política de venta y de consumo de las drogas blandas. "Primero empezamos tolerando centros de droga para jóvenes, después los criminales se adueñaron de ellos para enriquecerse y ahora prácticamente toleramos la organización de redes criminales", decía Rob Hessink, uno de los altos cargos de la embajada de Holanda en París, a sus compatriotas. Rob Hessink, antiguo jefe de policía de Rotterdam, luchador de primera hora por la legalización de las drogas, es actualmente diplomático en Francia, el país que más duramente ha criticado la política de drogas de los Países Bajos. La experiencia en Suecia es clarificadora. Según señaló Eva Brannmark, responsable del departamento antidroga de Estocolmo, las investigaciones llevadas a cabo en su país por el siquiatra Nils Berejot demostraron que el número de consumidores de droga crecía o disminuía según el grado de permisividad de las leyes, y que la droga figuraba entre las primeras causas de delincuencia. El doctor Berejot, asesor de la policía sueca, llevó a cabo un trabajo único en su género que fue decisivo para que en Suecia, en las intenciones de sus gobernantes, pasar de ser un "paraíso de la droga" (1965) a un país "libre de droga" (1977). El doctor Ulf Rydlerg, toxicólogo del instituto Karolinska, subrayó por su parte que hoy está comprobado que "hacer difícil o penalmente arriesgado el acceso a la droga hace que renuncie a usarla el 50% de los consumidores, que lo son ocasionalmente". A finales de Marzo del 2000 Gran Bretaña rechazaba la liberalización de las leyes sobre drogas. El gobierno inglés decidió rechazar las recomendaciones de una investigación que recomendó la liberalización de las leyes sobre la droga. Como informó el "Telegraph" (29/3/00) el informe recomendó mayor flexibilidad en las leyes que mandan a la cárcel a las personas culpables de poseer drogas como éxtasis, LSD y marihuana. El comité que investigó la cuestión opinó que la posesión de esas drogas debería ser castigada sólo con multas. Además, recomendó incluso que las penas por posesión de heroína y cocaína deberían reducirse drásticamente. Sin embargo, el gobierno declaró que no aceptaría las recomendaciones que algunos consideraban como el primer paso hacia la completa despenalización. Asimismo representantes de la policía comentaron que, al cambiar las leyes como el informe sugiere, se haría muy difícil arrestar a las personas por tenencia de drogas. Un editorial de un diario británico sobre la cuestión juzgó que el informe carecía de una lógica coherente y que sería un error liberalizar las leyes sobre el uso de la droga. Aunque al mismo tiempo el periódico pidió una ulterior reflexión sobre los métodos actuales que la policía utiliza para combatir la droga. No se puede negar, continuó el editorial, que las leyes en vigor han fracasado en el intento de reducir el problema. El periódico destacaba que existía una contradicción en el informe, en cuanto a que el documento observaba la falta de información sobre los daños que las diversas drogas pueden causar a las personas, y al mismo tiempo propone reducir las penas por su uso. Sería difícil cambiar las leyes sobre la base de conocimientos inadecuados, apunta "The Times". Marihuana: sigue la campaña para su legalización. Un servicio de la agencia de noticias Zenit, del 2 de Junio del 2001 hacía un fiel análisis de cómo en muchas partes del mundo, las campañas que promueven la legalización de la droga van en aumento. Las campañas en varios países para legalizar el uso de la marihuana continúan. Recientemente, en Canadá, el Diario de la Asociación Médica Canadiense argüía en un editorial que la posesión de cantidades limitadas de marihuana podría ser despenalizada. Según el «National Post» del 15 de mayo, el editorial mantiene que esta droga tiene un riesgo «negativo mínimo» para la salud cuando se usa con moderación. Además, la mitad de las detenciones por drogas en Canadá son por posesión de pequeñas cantidades de marihuana, indica el diario, y a menudo llevan a multas o periodos de cárcel y a un récord de delincuencia. Se estima que unos 600.000 canadienses tienen antecedentes delictivos por posesión de marihuana. Sólo en 1998, 19.200 adultos y jóvenes fueron acusados de posesión de marihuana. Dr. John Hoey, editor de la publicación, dijo que de todas las drogas que usa la gente por sus efectos «psicoactivos», la marihuana parece ser la menos perjudicial. Sin embargo, Hoy admite que hay alguna preocupación de que fumar marihuana puede conducir a otras drogas y que la inhalación del humo produce algún daño. De cualquier manera, según informa el «Globe and Mail» del 28 de mayo, la Asociación de la Policía Canadiense no está de acuerdo con la propuesta de legalizar la marihuana. El grupo, que representa a 30.000 policías, estará presente en la Comisión especial del Senado sobre Drogas Ilegales con una intervención que subraya los peligros de la despenalización de la droga. La Cámara de los Comunes votó que se creara la comisión, que tendrá un plazo de 18 meses para estudiar las leyes sobre droga, como parte de una revisión de la política canadiense sobre sustancias estupefacientes. La asociación policial indica que hay «cada vez menor percepción del riesgo de daños en el uso de drogas, y una cada vez más débil desaprobación moral del empleo de estas sustancias». Pero, según Dale Orban, director de la Asociación de Policía Regina, «el coste de la liberalización de la droga será astronómico, no sólo en cuanto a atención sanitaria y servicios sociales, sino también en términos auténticamente humanos». No existe un uso seguro de las drogas ilícitas, incluyendo la marihuana, añadió, porque la marihuana interrumpe la actividad cerebral, abarcando el razonamiento, la concentración y la memoria reciente. Canadá debería aprender de los errores de otros países, tales como Holanda, que -dijo- ha llegado a la conclusión de que el delito, la violencia y el uso de drogas van de la mano. Orban urgió a Canadá a seguir el ejemplo de Suecia, que adoptó una estrategia de erradicación de la droga después de políticas más permisivas en los años sesenta y setenta. Además de la investigación parlamentaria, el Tribunal Supremo de Canadá considerará un caso este año en el que se debate si los cargos criminales por el uso personal de marihuana violan los derechos constitucionales, informaba el «Wall Street Journal» del 29 de mayo. Asimismo, en abril, el ministro de Salud, Allan Rock propuso extender el uso medicinal de la marihuana no sólo a los pacientes de cáncer, a los que se les permite consumir la droga, sino a quienes sufren sida y otras enfermedades terminales, artritis severa, esclerosis múltiple, lesiones medulares y epilepsia. Facilidades en Europa Mientras tanto, las leyes contra el uso de la marihuana en Europa se están relajando. En Suiza, según el «New York Times» del 25 de marzo, las autoridades están haciendo la vista gorda al uso de la marihuana, al menos en algunas zonas. En la zona de Suiza que rodea a Berna, hay una actitud tolerante hacia la droga. Pero las leyes se aplican más estrictamente en la parte occidental francófona del país. Un sondeo gubernamental de febrero comprobó que uno de cada cuatro de los siete millones de habitantes ha fumado marihuana. Entre los 90.000 que se estima la fuman diariamente, cerca de un tercio son adolescentes. Otras 500.000 personas se piensa que la fuman de manera ocasional. En marzo, los funcionarios anunciaron que había que inclinarse a la «realidad social» y que se deberían dar pasos para eliminar las penas por consumo de marihuana y hachís, y levantar algunas restricciones a su venta y producción. La decisión está en el punto de mira de algunas agencias de la ONU, que eran ya críticas con el programa suizo que proporciona jeringuillas y heroína a algunos adictos endurecidos, en un esfuerzo por reducir la criminalidad y la difusión del sida. Los cambios propuestos, que no es probable que entren en vigor hasta 2003, han despertado inevitablemente la comparación con Holanda, donde las «cafeterías» de marihuana se han convertido en parte de la identidad nacional. La apertura controlada en Suiza al mercado del cannabis, una vez que se apruebe por el Parlamento, podría ir más allá de la ley holandesa, donde el consumo de cannabis está despenalizado sólo en parte. Pero la aprobación de la iniciativa por el Parlamento está lejos de ser segura. El Partido del Pueblo Suizo dice que luchará contra cualquier cambio en un referéndum nacional. En 1998, los votantes rechazaron una iniciativa más amplia para legalizar el consumo de droga. En el resto de Europa, según un artículo de «El País» del 7 de mayo, sólo cuatro estados miembros de la Unión Europea -Suecia, Francia, Finlandia y Grecia-, siguen penalizando con cierta severidad el uso de marihuana. En otros países el uso de cantidades limitadas de marihuana para consumo personal no es materia de delito o las sanciones son desdeñables. En España y en Italia hay multas por su uso, sin embargo no implican una decisión judicial que provoque antecedentes penales. Otros, como Bélgica y Luxemburgo, están en proceso de cambiar las normas con el fin de permitir el uso de la marihuana. En Irlanda sólo la posesión, y no el uso de la droga, está penalizado. Mientras que en Alemania, Austria y Dinamarca, las autoridades permiten la posesión y el uso de pequeñas cantidades de marihuana. En Holanda, si las últimas propuestas van adelante, la venta de marihuana será estimulada con la apertura de negocios a los que se puede acceder conduciendo. Según el «New York Times» del 28 de mayo, la ciudad de Venlo desea abrir dos tiendas en las que los «turistas de la droga» puedan comprar pequeñas cantidades de marihuana y hachís sin tener que bajarse del coche. Venlo tiene cinco cafeterías con licencia en las que los clientes pueden servirse sus marcas favoritas de marihuana y hachís, y tiene una afluencia constante de compradores alemanes que cruzan la cercana frontera. Como resultado, la ciudad está ahora plagada de traficantes ilegales de droga. Según Elke Haanraadts, el responsable del proyecto municipal, la idea es situar las tiendas de droga para conductores fuera de la ciudad, incluso más cerca de la frontera alemana, que está a media milla. La esperanza es que los traficantes se vayan también fuera de la ciudad. El Tribunal Supremo de Estados Unidos veta el uso de marihuana. En Estados Unidos la tolerancia al uso de marihuana con fines terapéuticos ha sido prohibida por el Tribunal Supremo el pasado 14 de mayo. Según el «New York Times» del 15 de mayo, el Tribunal, en una decisión de 8 a 0, sentenció que la ley federal no permite una excepción por «necesidad médica» a la prohibición de la distribución de marihuana. La sentencia no cambia las iniciativas en algunos estados para permitir el uso de marihuana con fines médicos. El tribunal sentenció que la inclusión de la marihuana por parte del Congreso en la lista de drogas "Schedule I" bajo la Ley de sustancias controladas significa que «no se acepta actualmente el uso médico en tratamiento en Estados Unidos». Alaska, Arizona, Colorado, Oregón y Washington, sumándose a California, Nevada y Maine, han aprobado iniciativas para el uso de la marihuana con fines médicos en los últimos años. Los partidarios del uso de la marihuana en medicina dicen que esta campaña podría continuar a pesar de la decisión del Tribunal Supremo. B. Drogas blandas, terapéuticas, y duras. Entre los colectivos que apoyan la legalización de las drogas, suelen estar, lógicamente los adictos a ellas. Para los que el tema no les afecta, y opinan en pro de la legalización, el principal argumento suele ser que así se acabaría el enriquecimiento de traficantes. A esta conclusión se llega con unas dosis de rabia, impotencia e ignorancia, pero también a veces, con dosis de envidia de ver cómo se hacen de fácil algunas fortunas. Existen razones de experiencia para oponerse a la legalización de las drogas, pues no ha resuelto los problemas, sino que los ha agravado en los países donde se ha experimentado. El problema no está en la droga, sino en la enfermedad de valores de una sociedad que lleva a la droga. Con la legalización, no sería sólo el producto lo que se legalizara, sino que se convalidan las razones que llevan a consumirla. La droga, ya sea comprada ilegalmente o distribuida por el Estado, es siempre destructora del hombre. Hay que rechazar la distinción legal entre drogas "blandas" y "duras", porque, aparte de las discutibles razones farmacológicas, no tiene presente que lo importante es la cantidad consumida, el modo, y las posibles asociaciones de productos. Esta distinción olvida también que el consumo de estas sustancias favorecen el aislamiento, la dependencia y el paso a drogas cada vez más fuertes.Dos estudios científicos publicados en la revista "Science", en Junio de 1997, demostraban que el consumo prolongado de drogas presuntamente "blandas" como el hachís y la marihuana preparan químicamente al cerebro para la adicción a drogas letales como la heroína o la cocaína. La ciencia desmonta la falsedad de la mortal propaganda que pretendía que los derivados del "cannabis", no creaban adicción. La crean, producen síndrome de abstinencia y, además de otros males como el denominado "letargo mental", conducen suavemente a la destrucción. La ciencia destruye la "buena prensa progresista" del "porro", la irresponsable mentira que lleva a tantos adolescentes al horror. No hay, pues, drogas blandas. El hachís no aumenta la inteligencia, no alimenta la creatividad, no favorece las relaciones interpersonales, ni solventa los conflictos psíquicos. Por lo tanto, su supuesto papel socializador sólo es un mito que algunos ensayistas ajenos a la realidad han propagado más por posicionamientos personales que con bases objetivas. El hachís posee más de setenta principios activos diferentes, de los que sólo uno tiene discretos efectos analgésicos, antináuseas, y antiglauconomatosos, problemas que se solventan con más eficacia, rapidez y seguridad con productos del mercado farmacéutico. Por lo tanto, no existe el "porro terapéutico". El uso del hachís altera las facultades psíquicas por su capacidad alucinógena, precipita enfermedades mentales latentes en personas susceptibles y da alas para probar otras drogas de abuso al disminuir el miedo natural del individuo y aumentar su vulnerabilidad y sugestionabilidad ante las mismas. En Gran Bretaña se dio a conocer un estudio sobre la droga que analizó los daños que ocasionan las anfetaminas. Según el artículo, esa clase de droga pueden causar daño al cerebro, e incluso epilepsia, tumores y derrames cerebrales. Las anfetaminas pueden alterar el equilibrio químico del cerebro posiblemente de manera permanente. Esas conclusiones provienen del estudio publicado con detalle en una revista especializada. Los investigadores examinaron el equilibrio químico del cerebro de un grupo de personas con buena salud y de otras que usaban anfetaminas pero que habían dejado de tomarlas por un período de dos semanas a 21 meses antes del estudio. Se hallaron en los adictos niveles reducidos de una sustancia (n-acetyl-aspartate), algo que también ocurre en muchas enfermedades del cerebro. Con respecto a la desgraciada tendencia hacia la legalización del cannabis para usos "terapéuticos", la Junta de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) publicó un informe el 23 de Febrero de 1999 subrayando lo dañino de estas drogas, lo dañino de las leyes que las consientan y lo dañino de la publicidad y venta que se hace en Internet. Este organismo de la ONU que vigila la producción y uso de drogas alerta de que el consumo durante el último año en el mundo asciende el éxtasis en Europa Oriental (Rusia). Aumentan los combinados de drogas (en Estados Unidos) lo que se llama sppedballing, una mezcla de heroína y cocaína. En América Central es el crack la segunda droga más utilizada. Pero lo peor, dice el JIFE es el aumento de la aceptación social de la droga, y dice que los gobiernos deben transmitir mensajes claros de "no" rotundo a las drogas. Otras opiniones contra la droga son las del IV Congreso Europeo sobre Política de Drogas celebrado en Marbella en Febrero de 1999. Quinientos científicos de todo el mundo pedían cautela a la hora de administrar drogas de forma terapéutica. Los debates se centraron en cómo introducir cambios en las distintas políticas nacionales para prevenir las drogas. Se trata de generar una reflexión internacional y dar paso a un «espíritu crítico» sobre esta lacra social. C. Balance de razones a favor y en contra. La producción, tráfico y consumo de drogas se ha convertido en uno de los fenómenos más preocupantes en España. Tras muchos años de silencio y disimulo, como quien esperara que el mal se agotara por sí mismo, se ha demostrado que esto no ha sido así, y el fuego amenaza ya los cimientos del Estado. Otros países del globo vienen a ser las barbas de tu vecino que ves pelar. Desde las filas de los que practican la creencia economicista, por la que consideran que ellos y todo en el mundo se mueven por motivos económicos, se afirma que cualquier cosa que genere demanda debe tener un estatuto de legalización. Sólo interesa oferta y demanda, y no el lugar que ocupa el producto en la realidad social. La droga no es un producto cualquiera, como tampoco son las armas, la pornografía, la estricnina, el cianuro, o las minas antipersonales.Los que dudan de que deba estar prohibido el tráfico de drogas suelen usar los siguientes comentarios o razonamientos : - Así no habría tantos que se enriquecen con el narcotráfico, ni muertes por peleas de bandas.- Equiparan el alcohol a las drogas, y citan la Ley Seca que en Norteamérica se usó contra el alcohol, y que trajo muchos efectos no buscados y nada positivos.- Si está prohibida la venta se genera delincuencia. - En ciertos grupos marginales encuentra incentivos consumir algo prohibido. Ante estos comentarios, hay que hacer estos otros :- El consumo excesivo de alcohol tiene consecuencias negativas, y por lo tanto es rechazable ; en esa misma línea debe rechazarse con idéntica o mayor severidad la droga. La mención de los efectos negativos del consumo de otros productos no debe servir para relativizar la singular gravedad del problema de la droga.- No es razonable legitimar prácticas radicalmente contrarias al bien común. Y es incoherente despenalizar el consumo entendiéndose simultáneamente que debe penalizarse el tráfico.- Cuando hay mafiosos, su tarea surge donde pueda haber negocio. Al Capone lo hizo con el alcohol, y las apuestas, pero si no, lo habría hecho con otra mercancía. De igual forma, las mafias gallegas que se dedicaban al tabaco rubio, se pasaron a la droga que daba más beneficios.- Si no estuviera prohibido robar, entonces ya no habría delincuencia por robo ... ¿no ?.- La despenalización de la venta además de ser inmoral no evitaría la delincuencia de los adictos que, si no tuviesen dinero lo conseguirían como ahora, robando o asaltando.- Es ilusorio pensar que legalizando el tráfico descendería el precio de las drogas. Se generaría una industria oligopolística legal y poderosísima con todo tipo de productos, etc. y, al final, habría que subvencionar a muchos consumidores. Sería como legalizar el impuesto revolucionario que se paga a ETA, apelando al "realismo". Pensamos que el balance es claro. Pero, no sólo hay que pensar en prohibiciones y consiguientes penas, sino que hay que inculcar con más empeño, normas morales en la familia, en la escuela , etc., y la demanda disminuirá. La demanda comenzó siendo muy principalmente inducida por la difusión de estímulos, ejemplos y doctrinas de diverso tipo y origen en el seno de un clima moral, social y cultural progresivamente propicios para la acogida de la droga. Ahora esos pasos deben desandarse justo en el sentido contrario, para inducir el rechazo de la droga. Los estados no asumen esta responsabilidad de la educación. Se encuentran inermes. Pero ello se debe a la naturaleza de esos estados confesionalmente economicistas que se ocupan más de atender a los deseos de sus clientelas mediante la recaudación de impuestos, que a velar por el bien común.¿Cuál es la solución ?. Legalizar, facilitar o subvencionar la existencia de un gigantesco oligopolio de la droga, con dimensiones planetarias, pensando que el fuego se extinguirá por si mismo mediante campañas informativas y publicitarias, es ingenuo. ¿Se ha procedido así en la lucha contra el tabaco ?. ¿No es cierto que se está persiguiendo la producción y prohibiendo su publicidad y consumo multando a tabaqueras ?. Apuntamos estas soluciones conjuntas : - 1º En primer lugar intensificar expresamente y por todos los conductos a nuestro alcance la reordenación cultural y moral de la sociedad.- 2º Ofrecer a los drogadictos el estatuto de enfermo que carece de libertad de decisión: acogerlos y cuidarlos integral y sistemáticamente, aunque no lo desee.- 3º Guerra a muerte a la producción y tráfico de estupefacientes.- 4º Penalizar el consumo de droga, sin que esto reste fuerza al las tres anteriores medidas Todo esto es razonable y posible, y hay que aplicarlo a la vez. Para dar más razones en contra de la legalización de las drogas vamos a dar unos datos. Según un estudio de la Universidad de Columbia de 1998, en Estados Unidos había 1.250.000 reclusos en las cárceles federales y estatales, y otros 567.000 en las prisiones locales. Una proporción diez veces mayor a la de cualquier país civilizado. Hay allí ya más presos, que estudiantes universitarios. Pues bien, de todos estos, el 80% de los presos están en la cárcel por delitos relacionados con las drogas y el alcohol. El argumento en el que se apoyan los que propugnan la legalización, es que se reduciría las acciones criminales relacionadas con drogas. El alcohol no está prohibido, pero no por eso deja de ser peligroso. El abuso de alcohol es causa de gran número de accidentes de tráfico, de accidentes laborales, de reducción de la esperanza de vida, y de buena parte de los delitos violentos. El hecho de que el alcohol esté legalizado, no impide que esté en el origen de muchas conductas criminales. Lo mismo se puede decir de las drogas. Aunque desaparecieran los delitos ligados a la producción y consumo, lo que nunca desaparecerían serían los delitos cometidos bajo la influencia de las drogas. Con la diferencia de que la mayor oferta de un producto ya legalizado haría aumentar los consumidores. Cada vez se ponen más cortapisas a la publicidad de las bebidas alcohólicas, y al tabaco, y sin embargo, parece que otros quieren quitar barreras a la difusión de las drogas. Finalizamos este debate, a modo de resumen, con una cita de H.F.C. Mansilla, opinando sobre la futurible legalización de la droga en EE.UU. : "En la situación contemporánea, caracterizada por un hedonismo plebeyo, por una declinación sin precedentes del sentido de la responsabilidad (...), por un claro debilitamiento de instituciones estatales como la justicia y la policía, la legalización total de la droga en Estados Unidos ocasionaría probablemente un desplome de valores normativos de dimensiones imprevisibles, o por lo menos, un deterioro aún mayor del entramado social. El cual se encuentra ya en situación bastante precaria debido a una fatal conjunción de perfección técnica con frialdad humana". 3. Sanitarismo. Se llama Sanitarismo a aquella corriente o doctrina muy extendida que se cree autosuficiente para resolver con soluciones sanitarias, todos los problemas sociales que tengan un componente sanitario. Los Estados, de forma global, no están por las medidas de legalizar el tráfico de droga. Sin embargo, se inclinan cada vez más por otras medidas que se pueden llamar sanitaritas: tratar las adicciones como una cuestión de salud pública. Más que curar las adicciones, se "pretende" controlarlas, para aliviar y contener los problemas sanitarios y sociales que provocan ; otra cosa es que lo consigan. Los ejemplos de políticas sanitaritas abundan : reparto de jeringuillas y condones a toxicómanos, administración controlada de heroína (ya hay un programa de este tipo en Suiza desde el año 97, y en Holanda desde Mayo de 1998), y empleo de substitutivos como la metadona, que es la opción más extendida. El informe del Observatorio Europeo de Drogas presentado el 4-XI-97 en Lisboa, señalaba que en la Unión Europea, el número de heroinómanos a los que se les administraba substitutivos, casi se triplicó entre 1993 (73.000) y 1996 (200.000). En España, el ministro de Sanidad no tenía ningún reparo en reconocer en aquellas fechas, que 42.300 personas en España vivían narcotizadas con ayuda del Ministerio de Sanidad ; incluso daba la impresión de estar satisfecho con la cobertura tan amplia. ¿Qué se consigue con esta política, también llamada de reducción de riesgos ?. Vamos a reflejar pros y contras : - Una porción de drogadictos deja de delinquir, al tener gratis la mercancía, y desaparece a la vista del público, lo que "interesa" socialmente, pues el adicto que recibe metadona la duerme en casa.- Los programas de metadona pueden resultar alguna vez útiles, si se toman como paso intermedio hacia la rehabilitación sin droga. Con ellos se puede atraer a toxicómanos que no se someterían con otro tratamiento, y así vigilar su salud y limitar los daños. En cambio, los contras son más abundantes: - Muchas personas que reciben metadona siguen siendo adictos a los opiáceos y también, si es politoxicómano, a otras sustancias que la metadona no sustituye. En Valladolid, según la Cruz Roja, en 1998 reconocía que el 84% de las personas a las que se les da metadona, sigue enganchado a la heroína; es decir, metadona por la mañana y heroína por la tarde.- Si no se consigue motivar al que recibe metadona a dar un paso más, los problemas se perpetúan. De hecho, entre los programas estatales se observa que es preciso aumentar la dosis de metadona para mantener la situación.- La proliferación de programas metadona provocan que lleguen menos toxicómanos a los tratamientos libres de drogas. De hecho en casi todos los países hay más heroinómanos en programas de metadona que en tratamiento libre de drogas.- El "tratamiento" de metadona, en muchos casos, no permite llevar una vida normal.- Se centra la atención en la sustancia, la metadona, cuando el problema está en el sujeto. El problema en el fondo, no es la dependencia a una sustancia, sino más bien una tendencia a las adicciones en general. Así, los programas de metadona no sólo perpetúan la dependencia de los apiáceos, sino que no hacen nada contra las otras dependencias.- El adicto está enganchado no sólo a una sustancia, sino también a un estilo de vida. Toda adicción se satisface según un rito y en un ambiente determinado, y acaba por configurar la actitud vital del sujeto. Por eso, no sirve tratar la dependencia física si no se ataca a la vez la dependencia psíquica. A base de fármacos, y encerrado en el campo, un toxicómano puede abstenerse de la droga durante varios meses ; pero recaerá cuando salga, si no ha aprendido a vivir sin drogas.- Hay otras adicciones asociadas : ludopatías, bulimia, adicción al sexo, y que tienen una dinámica destructiva, aunque en principio, sin consecuencias biológicas. Estas otras dependencias, cuyos efectos perjudiciales son también patentes cada vez más en la sociedad, escapan del tratamiento sanitarista. El balance de pros y contras sale claramente a favor de los contras, por lo que nos hace ser muy críticos con los programas metadona, autodenominados de reducción de riesgos; programas que en lugar de llamarse reducción de riesgos, podrían llamarse de ampliación de riesgos ocultos, o de salpique o reparto de riesgos. El ejemplo de barrer y echar la basura debajo de la alfombra sigue haciéndose vida; aparentemente se trabaja, y el problema deja de verse. A. Con metadona. La metadona es la droga más común que se les da a los toxicómanos. Comenzó distribuida sólo en hospitales con control médico, luego en ambulatorios, la Cruz Roja, y ahora se la llevan a casa para que tenga para una semana. En España, un niño de 2 años y cuatro meses de edad murió en 1999 en Barcelona tras beber la metadona que le habían recetado a su padre, según. El niño bebió en casa un vaso de zumo de naranja mezclado con metadona, lo que provocó el rápido traslado del menor al servicio de urgencias del Hospital Valle Hebrón, y la muerte se produjo por paro cardiaco tres días más tarde. El padre del menor podía tener esta sustancia en casa gracias al programa "Take Home" (colócate en casa) que autoriza a determinados pacientes tomar su dosis en sus propios domicilios. Para analizar los "programas de metadona" recordemos una noticia ocurrida en Marzo de 1999. La Fiscalía de Hamburgo abrió sumario contra un médico de esa ciudad por presunto homicidio involuntario de once toxicómanos a quienes facilitó metadona en el marco de un programa de rehabilitación. Se trataba de la primera medida que tomaban los fiscales de Hamburgo tras la difusión, el día 2 de Marzo, de un estudio del Instituto Forense según el cual la ingestión de metadona se convirtió en 1998 en la primera causa de mortalidad de los toxicómanos de esa ciudad. Tras realizar 78 autopsias, los forenses sostienen que la metadona fue el origen de 38 muertes; la ingestión de una mezcla de metadona y heroína, de ocho, y que en los 32 casos restantes la muerte sobrevino por una dosis alterada o en exceso de heroína. Los fiscales trataban de averiguar si el sospechoso facilitó dosis demasiado elevadas de metadona y si comprobó que la víctima no consumía otras drogas. Según el Instituto Forense de Hamburgo, en 1998 murieron a causa de la ingestión de metadona 240 toxicómanos, cincuenta más que en el año precedente, por lo que dieron la voz de alarma. La agencia EFE informaba el 16-5-2001: La metadona, una droga utilizada en el tratamiento para desintoxicar a heroinómanos, estimula la infección de las células humanas por el virus del sida (VIH), según comprobaron científicos de EEUU en pruebas de laboratorio. Desde hace tiempo se sabía que la morfina y la heroína, dos derivados del opio, facilitaban la penetración del virus de la Inmunodeficiencia Humana, pero ahora se ha comprobado que la metadona posee un efecto similar. La metadona, la heroína y la morfina reducen la respuesta inmunológica del organismo, lo que permite que el virus se instale más fácilmente en las células de quienes consumen este tipo de drogas, según dijeron científicos del Hospital Infantil de Boston. Wen-Zhe Ho, inmunólogo del Hospital de Boston, que ha dirigido las investigaciones, considera que la metadona tiene la peculiaridad de permitir la proliferación de unos receptores en la membrana de las células, denominados CCR5. Esos receptores en el envoltorio de las células son los mismos que utiliza el virus VIH como puerta de entrada en las células para invadirlas. En las investigaciones que han realizado en laboratorio con células humanas, han comprobado que la metadona aumenta la infección de las células microgliales y macrófagos. «Los resultados de estos estudios apoyan nuestra hipótesis de que, como cualquier otra droga opiácea, la metadona aumenta el riesgo de infección por el virus VIH», señaló Ho. Los científicos recomiendan que los drogadictos infectados con el virus VIH que están en tratamiento de desintoxicación con metadona deben tener controlados su sangre y su sistema inmune para evitar posibles efectos adversos en el tratamiento.
B Con heroína. Pero no se conforman dando metadona, también dan gratis la propia heroína. Según informaba la Agencia Efe el 14 de Marzo de 1999, el programa suizo aprobado por la OMS por el que se administró de manera experimental, entre 1993 y 1996, heroína a toxicómanos provocó una leve disminución de los delitos que éstos cometían para obtener dinero, y sin embargo aumentó el número de crímenes violentos y aquellos en los que se emplean armas de fuego. Un informe elaborado por científicos suizos cuestionaba la credibilidad de los resultados del programa. Un grupo de médicos y científicos suizos, dirigidos por Ernst Aeschbach, analizó los datos y elaboró un informe en el que criticaban la metodología empleada y los resultados obtenidos por el «Programa para una Prescripción de Narcóticos», desarrollado entre 1993 y 1996. Cuestionaban, por ejemplo, que los datos sobre el índice de delincuencia los proporcionaran los propios toxicómanos, y sólo en casos excepcionales fueran comprobados en los registros policiales. Insistían también en que los datos disponibles sobre la disminución de los delitos "no son convincentes, y aún cuando lo fueran, de ello no se desprendería necesariamente que el descenso indicado en la evaluación se deba a la distribución gratuita de heroína". "Es más probable, añaden, que los resultados positivos se deban a la ayuda financiera y a los servicios sociales prestados a los participantes". Por otro lado, advertían del notable incremento apreciado en el número de crímenes violentos y de aquellos en los que se emplean armas de fuego. Estos datos, los cogieron "técnicos" del Instituto Andaluz de Criminología en Málaga, y los alteraron a su favor. Según ellos, la distribución controlada de heroína en Suiza redujo en un 60 por ciento los delitos cometidos por drogodependientes y en un 80 por ciento las condenas judiciales derivadas de éstos. Hay que saber que por entonces, la Junta de Andalucía inició un programa de distribución de heroína semejante. En España, por eso de que nadie nos gane en progresía, el Gobierno, el 15 de Mayo de 1999 anunció que crearía una subcomisión de estudio para administrar heroína a los toxicómanos, gratis. A menos de un mes estaban unas elecciones municipales, autonómicas y europeas. Crearán una subcomisión a la que califican de científica, pero en la que seguro que más del 90% de los que la componen se beneficiarían económicamente de que se aprobara tal medida. Sin embargo, las madres y familiares que sufren la tragedia de la droga ni siquiera estaban representadas, hay pocas dudadas de que sea aprobada. El coste de tal medida sería claramente elevado. El objetivo principal de esta subcomisión "científica" es valorar y evaluar todos los trabajos sobre los tratamientos de desintoxicación con heroína para estudiar su posible aplicación en España. A la vista de los cálculos de expertos en la lucha contra la droga, el "tratamiento" con heroína de los aproximadamente setenta mil toxicómanos existentes en España costaría 135.000 millones de pesetas al año. El "tratamiento" con metadona, a esos mismos setenta mil toxicómanos, no llegaría a los 1.300 millones, también al año. Como resumen de las malas experiencias de distribución de droga, recomendamos el libro de reciente publicación, "Drugs Dilemma: A Way Forward" (ISBN 0-646-39664-1), el doctor Joseph Santamaria ofrece estudios sobre los programas aplicados en Suiza y otros países que ofrecen facilidades para inyectarse o cambiar jeringuillas. El volumen presenta artículos de expertos en el tratamiento de drogas. Por lo que se refiere a la situación de Suiza, el libro ofrece las conclusiones de un grupo de médicos suizos que afirman que la política de liberalizar la droga en su país ha provocado el aumento del número de adictos, así como infecciones del virus VIH.En la ciudad suiza de Zurich, por ejemplo, una clínica administra heroína proporcionada por el gobierno. Los doctores citan declaraciones del director general de la Organización Mundial de la Salud en las que expresa dudas sobre la falta de resultados proporcionados insuficientes para justificar el uso de heroína en lugar de otros sustitutivos. Además se constata que la clínica, que opera desde hace unos cinco años, no ha tratado de liberar de su adicción ni siquiera a un solo usuario. Santamaria revela también que un programa de distribución de heroína aplicado en Merseyside, Gran Bretaña, no dio los resultados esperados. En 1994, las autoridades cerraron el experimento. El doctor Jonh Strang, jefe de la Unidad de Investigación Clínica y Tratamiento de la Dependencia de Drogas en el Hospital Maudsley de Londres, comentó que "es improbable que el simple hecho de proporcionar drogas y jeringuillas pueda lograr un adecuado y duradero cambio de conducta". Cambio de jeringuillas Entre las medidas propuestas para afrontar el problema, algunos sugieren proporcionar a los adictos nuevas jeringuillas. La iniciativa pretende reducir las infecciones que se derivan de compartir jeringuillas con quienes están infectados con el virus VIH y otras enfermedades. Sin embargo, según Santamaria, este objetivo no se ha cumplido. Explica que en Australia, desde la introducción del programa de cambio de jeringuillas, ha habido un enorme aumento de infecciones de hepatitis C entre los toxicómanos. Aparentemente quienes reciben las jeringuillas limpias también las comparten con otros.Escribiendo en "Drug Dilemmas", la doctora Janet Lapley observa que es difícil demostrar una relación causal entre programas de cambio de jeringuillas y una reducción en las infecciones del virus VIH. Es más, Lapley indica que un programa aplicado en Vancouver, Canadá, indica que las infecciones del VIH han aumentado con estas experiencias. Y esto sucede a pesar de que el programa de cambio de jeringuillas ofrece unos dos millones de jeringuillas al año. Prohibición Si el cambio de jeringuillas o la distribución de heroína no dan resultados, entonces, ¿qué hay que hacer? Santamaria sugiere que el modelo sueco podría tener más éxito. En los años sesenta los suecos adoptaron una política de liberalización de dogas, que consistía en la prescripción médica de droga a los usuarios de inyecciones intravenosas. Sin embargo en un par de años no solamente la población de adictos aumentó sino también el número de delitos. Se abandonó así la política liberalizadora y el gobierno se propuso el objetivo de una sociedad libre de drogas. En vez de optar por el cambio de jeringuillas y el suministro de drogas, las autoridades ofrecieron servicios de desintoxicación y centros de tratamiento residencial. Santamaría hace notar que uno de los mayores argumentos usados en favor de una política liberalizadora es que el mayor daño es producido por la criminalización del uso de drogas ilícitas. Sin embargo, indica, estas drogas no son dañinas porque son ilegales. Más bien son ilegales porque son dañinas y causan serios problemas sociales. 4. Campañas contra la droga El Plan Nacional sobre Drogas es el órgano oficial en España de lucha contra la droga. Sus aciertos y defectos pueden ser analizados por cualquiera. Pensamos que de lo que pueden presumir actualmente es del gran número de detenciones de alijos de droga realizados, aunque este mérito corresponda más al Ministerio del Interior. Pero una cosa es la droga interceptada, y otra cosa es la droga que pasa, y esta última parece que sigue en aumento también. Con respecto a la educación y prevención de los jóvenes es de felicitar a este Plan Nacional en los aspectos divulgativos. Sin embargo, desde el momento que quiere aprovechar las campañas para luchar también contra el tabaco y el alcohol, lo que se acaba recomendado, y el mensaje que cala es la moderación. El mensaje que con la droga habría que transmitir sería el de la droga ni tocarla, y con el alcohol y tabaco moderación. Desde el momento que con una táctica envolvente, querida o no, se añade al concepto de droga al alcohol y al tabaco, las campañas de prevención no dan la eficacia deseada. El Plan Nacional sobre Drogas costeó en Agosto de 1998 el importe total de una encuesta realizada por la Unión Española de Asociaciones de Atención al Drogodependiente (UNAD). Los resultados de esta macroencuesta no tuvieron mucha difusión pues no se habían obtenido los resultados apetecidos. La muestra costó 5 millones de pesetas, y se realizaron 1000 entrevistas para un margen de error global de más/menos 3,16 % y un intervalo de confianza de 95,45 %. Con respecto al gobierno sólo el 16,1 % de los españoles consideraba que el problema de las drogas va a mejor, mientras que un 26,9 % pensaba que la situación ha empeorado, y un 50 % pensaba que todo sigue igual. El 33,8 % de los encuestados valoraba mal o muy mal el papel de los jueces, y otro 40,8 % calificaba de regular su labor. Los ciudadanos al ver que los traficantes entran por una puerta y salen muy ufanos por la otra, tiene razones para desconfiar de los jueces. Con respecto a la actuación de la policía, el 40 % calificaba su trabajo de no satisfactorio, y el 24 % de mala o muy mala. Pero no sólo es culpa de jueces y policías, desgraciadamente, los políticos han puesto unas leyes libertarias por las que drogarse no es delito, al menos si no se droga la gente en las calles del Barrio de Salamanca de Madrid, donde viven los que diseñan esas leyes. En Plan Nacional sobre Drogas que conocía desde hace tiempo el sondeo dice que "no son fiables los parámetros que en ella se miden" ya que aduce que "la fiabilidad queda reducida por el número de muestras". Efectivamente, habrá que decirles, se ha hecho esta encuesta entre público en general. Habría que pensar qué datos habría arrojado esta encuesta de haber sido sólo madres de drogadictos las encuestadas, que son las personas que verdaderamente sufren el problema, las verdaderamente implicadas, y las que con mayor realismo podrán decir si la policía, el gobierno, o los jueces, lo hacen mejor o peor. Tampoco habían podido opinar los cerca de 60.000 ciudadanos narcotizados por el Estado, ellos con su dosis de metadona llevan bien lo de ser piltrafas, no son libres para opinar. A esos habría que encuestar si recuperaran la libertad. Verdaderamente, las personas que no les afecta, las que no tienen ningún familiar con el problema de las drogas, no están muy capacitadas para juzgar. Venimos a juzgar la bondad o maldad de las políticas en la medida que nos afecta, sobre todo al bolsillo; por eso, si metadonizando a los drogadictos, conseguimos que estén durmiéndola todo el día en casa, mejor, así no delinquen. Así sucedió en Suiza, donde se hizo un referéndum acerca de los tratamientos a suministrar a los drogadictos, y entre tratamientos libres de drogas, y el suministro de opiáceos, la mayoría se decantó por la droga gratis. Es la consecuencia de que el dicho "no es mi problema, es tu problema" se ha hecho pensar mayoritario: que se droguen, que se despersonalicen, que se mueran, mientras son me rocen. Se reconoce que las muchas campañas informativas para evitar que los adolescentes caigan en el consumo de drogas no están consiguiendo el efecto deseado. Se pretende informar al joven sobre la droga, pero se olvida el formarle sobre la droga, lo que es más importante. Según datos de la Unión Española de Asociaciones y Entidades de Atención al Drogodependiente (UNAD), de Mayo de 1999, el 27% de los 27.000 toxicómanos que han pasado por los programas de atención de alguna de las 300 asociaciones que la componen se inicia en el consumo de drogas antes de los 15 años, y el 49% entre los 15 y los 19. Además, por primera vez, un porcentaje significativo, aunque pequeño (1,36%), de drogodependientes cuya principal sustancia adictiva la componen las drogas de síntesis, se ha hecho un hueco en sus programas. Desde UNAD se pide el apoyo de las familias para prevenir la drogadicción, y quizá lo que habría que haber hecho es que los valores familiares no se hubieran ido disolviendo como un azucarillo en el caos de la modernidad. Ahora tocará reconstruir muchas cosas que llegaron a parecernos ñoñas. Ha habido campañas contra la droga realizadas en España que han sido muy positivas, recordamos por ejemplo, aquella en la que un joven respondía continuamente que no a sugerencias de amigos o colegas. Sin embargo, la campaña ministerial contra la droga en España, en el verano de 1999 llevaba por lema: "¡ a tope sin drogas !". Parece bueno el mensaje, ¿por qué drogarse?, ! vamos a vivir a tope sin drogas ¡. Pero esta campaña contiene la doctrina propia de los tiempos modernos, a la que no se sustrae: el hedonismo, ante él hay que arrodillarse. El catecismo del hedonismo dirigido a los jóvenes les enseña que vivan a tope, que nada les frene, que disfruten todo lo que puedan y no se priven de nada, como si la vida acabara a los 30 años con la juventud. Solamente hay un árbol del que no deben comer : el árbol de la droga.¿Con esta doctrina hedonista sabrán los jóvenes distinguir ?, ¿y si nos responden que lo que verdaderamente les pone a tope es la droga?, ¿qué se les podría decir entonces ?. Los jóvenes habrán cogido parte del mensaje, el a tope; y bueno, de la otra parte, ya se sabe..., nadie es perfecto, hay que probar de todo, y experimentarlo todo. Deben experimentar hasta situación límite y próximas al suicidio, como lamentablemente mostraba un spot televisivo. La traducción que se hizo de esta campaña quería en el País Vasco quería decir más bien, a tope, sin que falte la droga. Lo que necesitan los jóvenes es que alguien les diga, sin censuras, que la vida es como un buen vaso de vino, que deben saborear a lo largo de la vida, a lo largo de la comida. Si alguien quiere tomarlo todo de un trago, con intención de gustarlo más, no lo consigue, y lo que sí es más probable que consiga es una borrachera que le trastoque todo el sentido de la comida, todo el sentido de la vida.¿Por qué no enseñar a los jóvenes el disfrutar, pero no a tope, sino con responsabilidad ?. ¿Por qué no enseñarles que tienen muchos años por delante para disfrutar, y no hay prisa?. ¿Por qué no enseñarles que como verdaderamente se disfruta en cuando uno es dueño de sus actos? . Se disfruta con el saber, con la cultura, con un buen libro, con la música, con la amistad, con el amor, con la familia, con las artes, con la naturaleza, con l deporte, etc. Tampoco son muy positivas esas otras campañas n las que el lema principal es "tu eliges", como si el drogarse no fuera una cuestión de gustos. Es cierto que la campaña resentaba alguna cierta imagen de lo negativo que es consumir, ero el lema de "tu eliges" es incompleto, habría que haber añadido: ..."pero elige bien".La campaña de finales del 2000 del Ministerio de Sanidad en España, contra la droga, "entérate", sí que fue positiva en general. Nos parece muy adecuado tratar de atajar "la primera vez", o el "consumo esporádico", ya que muchas personas engañadas por aquello del "no pasa nada" se introducen en un círculo en el que, al poco, descubren que no pueden salir. Eran muy gráficos los ejemplos de lo irracional que es introducir un teléfono móvil en una trituradora, o echar lejía a una motocicleta en lugar de combustible: son ejemplos que mueven a no probar la droga ni una vez. Otras campañas, dependientes de otros organismos, realizadas en meses anteriores, eran decepcionantes, pues sólo decían al joven: "Tu decides", o "tu controlas", considerando la libertad como valor supremo, por delante de la salud y de la vida, o creyendo que los jóvenes siempre tienen la capacidad de "controlar", cuando ni siquiera los adultos la tenemos. Muy negativa fue la página web de la BBC informando sobre la droga. En Agosto del 2000 se criticó mucho la información que se les daba a los jóvenes en esa dirección de internet. Venía a decir, que como en verano hay mucha fiesta, como tendrán la droga a la vista, si se drogan, que sea entre amigos..., que nos consuman a la vez de distintos tipos, etc. se indicaban las sensaciones con distintas drogas, etc. ¿Son informaciones y campañas estas contra la droga, o a favor de la droga ? No es a golpe de campaña como se va a resolver el creciente consumo de drogas por parte de los jóvenes. Hay quien cree que con campañas se resuelve todo: se limpia la imagen de Coca-Cola, se cambian tendencias políticas, etc. todo a gusto del que dirige la campaña. En el tema de la droga, como en muchos otros, es la lenta tarea de la educación la que dará sus frutos. La educación enseñaría a los jóvenes a disfrutar con el saber, con la cultura, con los libros, con la amistad, etc. incluso les debería enseñar a disfrutar con el trabajo bien hecho. Para hacer buenas campañas contra la droga hay que hacerse las siguientes consideraciones. La pregunta clave no es ¿qué hacer para que un individuo deje de drogarse?, sino ¿por qué necesita drogarse? Existe un retrato robot de un posible adicto a las drogas ; conociéndole bien y atajándole, podremos hacer una buena política contra la drogadicción. Es el que sigue: Suele tener autoestima baja. Se mueve por impulsos más que por deliberación. Tolera mal la frustración y busca satisfacciones inmediatas. Le falta realismo: se plantea objetivos sin comprender el esfuerzo que exige conseguirlos. No sabe enfrentarse a los problemas: los rehúye. Tiene poco desarrollado el sentido de la responsabilidad, no ha aprendido a cargar con las consecuencias de sus actos. Está acostumbrado a las soluciones fáciles. Es una persona inmadura, que tapa con la adicción su falta de recursos interiores para tomar las riendas de su propia vida. Es una persona que abandona los estudios o sobrevalora el ocio. Viene de familias conflictiva o desestructuradas, que no les da la atención que necesita; o por el contrario, viene de familia superprotectora, que envuelve al hijo entre algodones, pero que no le enseña a administrar su libertad. En Europa existen ciertos estereotipos respecto a que la política norteamericana contra la droga que es muy represiva esta condenada al fracaso. Sin embargo, allí es donde están consiguiendo buenos resultados, como declaraba al periódico francés Le Monde en Noviembre de 1999 el general Barry McCaffrey. Los datos aportados por este general aseguraban que en los últimos 10 años, el consumo de cocaína había caído un 70% en Estados Unidos. En las últimas dos décadas, todo el consumo de drogas, blandas y duras, se había reducido a la mitad. El número de toxicómanos había pasado de 25 millones en 1979 a 14 millones en 1997. La clave del éxito afirmaba, no solo estaba en la eficacia de la actuación policial, sino en el aumento de las políticas educativas. La estrategia de querer educar a los drogadictos para evitar un mal uso de los productos, como se hace en Holanda y en muchos otros países europeos, ya en Estados Unidos se reveló, años antes, como un autentico fracaso. Todos deberían hacer sus campañas contra la droga; los políticos, los jueces y la policía, liberándose de décadas de tolerancia. Las autoridades deben aplicar medidas educativas, pero también medidas lejanas a la complicidad, y coercitivas. Fue como respirar un soplo de aire puro el saber que a primeros de Mayo del 2000 el Ayuntamiento de Plasencia decidiera suspender un concierto de Dover previsto para julio, porque incitaba al consumo de drogas. "la actuación de un grupo de rock duro o heavy metal como éste puede distorsionar la vida diaria de la ciudad y lleva a un consumo mayor de alcohol y estupefacientes del que ya existe".

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