miércoles, 10 de marzo de 2010

Ideología de género: la más insidiosa y destructora revolución social

Nos encontramos ante la más insidiosa y destructora revolución social. A esta conclusión llega el libro “La ideología de género. Reflexiones críticas”, uno de los primeros análisis críticos en español sobre la nueva revolución social.
Por José Ángel Agejas Universidad Francisco de Vitoria

Con prólogo del cardenal Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el volumen ha sido realizado por un grupo de doce investigadores y profesores de varias universidades católicas, pertenecientes a distintas áreas de las ciencias sociales.
Publicado por la editorial Ciudadela, el volumen, en sus 400 páginas, hace un exhaustivo estudio de las implicaciones sociales, ideológicas, jurídicas, éticas antropológicas y médicas de una de las ofensivas ideológicas más activas en la sociedad actual.
Como señaló en la presentación del libro, en la Universidad Francisco de Vitoria, el 23 de noviembre, el doctor Vicente Lozano, vicerrector de Ordenación Académica de la citada Universidad, se trata de un libro valiente que se atreve a cuestionar lo políticamente correcto, además, de un libro sólido que desde distintos ámbitos del saber cuestiona la ideología de género con argumentos.
Como tantas veces ha sucedido a lo largo de la historia, señaló, el debate de fondo se sitúa entre quienes consideran que las formas de convivencia y las decisiones humanas han de fundarse en principios de orden natural, y quienes falazmente arguyen que es la libertad de cada quien la que decide arbitrariamente sus referentes.
El acto de presentación estuvo moderado por Cristina López Schligting, periodista y presentadora del programa de radio “La tarde con Cristina”, que emite la cadena COPE.
En sus palabras iniciales se refirió al prólogo del libro, firmado por el cardenal Antonio Cañizares, donde el prefecto de la Sagrada Congregación para los Sacramentos alerta que “desde hace ya décadas nos encontramos ante una nueva y gran revolución cultural, una de las más insidiosas y destructoras que puedan pensarse para la que no existe naturaleza, no existe verdad del hombre”.
Desde su experiencia, Cristina indicó que hay una serie de temas que para nuestra sociedad están “prohibidos”: los relativos a la identidad y orientación sexual, las relaciones hombre-mujer, el matrimonio, la familia… Y que cuando no se ajusta al pensamiento dominante, siempre hay llamadas de protesta. Al analizar lo que sucedía, llegó a la conclusión de que el nexo común que vincula dichas cuestiones está manipulado desde la ideología de género.
En el turno de intervenciones dio en primer lugar la palabra a Antonio Arcones, director de la editorial Ciudadela, quien reconoció que la apuesta de su editorial está en poner sobre la palestra aquellos temas sobre los que pocos se atreven a hablar, de manera que no se hurte a la sociedad el auténtico pluralismo en el debate de ideas.
A continuación tomó la palabra el doctor Aquilino Polaino, catedrático de Psicopatología, y uno de los expertos que ha contribuido a la redacción del estudio con un capítulo dedicado al análisis de “la construcción social de ‘género’“.
En sus palabras explicó cómo la cumbre de la ONU de Pequín en 1995 fue un momento clave para la consolidación de los principios básicos en torno a los cuales se articula la ideología de género. Explicó brevemente la carga ideológica de cada uno de ellos, que pueden resumirse en los siguientes: la “liberación” sexual, entendida como la separación radical entre los comportamientos sexuales y cualquiera de las dimensiones específicas del ser humano.
En consecuencia, se aplican las categorías neomarxistas por las que en orden a esa liberación, se sustituye la lucha de clases por la lucha de sexos.
Un tercer elemento clave es la pérdida de la identidad de la persona, a la que se priva de su dimensión sexual constitutiva, pues con la propuesta del género se la vacía de sentido y usurpa.
Finalmente, indicó como última consecuencia grave de esta ideología, la abolición de las instituciones que presentan un peligro para su difusión: la familia, la Universidad y la Iglesia.
Tomó a continuación la palabra otro de los expertos que han participado en la elaboración del estudio, el catedrático de Teoría Económica de la Universidad San Pablo-CEU, el doctor Rafael Rubio de Urquía.
Denunció cómo “la premisa básica de la ideología de género –que cada uno se construye a sí mismo con independencia de su naturaleza sexuada– es radicalmente falsa. La determinación sexual es constitutiva de la persona, de manera que sólo existe la persona-varón y la persona-mujer, y además están hechos el uno para el otro”.
Tal constatación, además, viene avalada por la concepción del ser humano en todas las civilizaciones a lo largo de la historia. Por eso, insistió, “supone una negación de la persona humana” y nos conduce a la descivilización gravísima de la cultura occidental.
El doctor Rubio de Urquía incidió, además, en que a su juicio el problema principal no está tanto en los defensores de la ideología de género, sino en la aparente apatía de la sociedad, y singularmente en los cristianos.
“Nos hemos desvinculado del contenido esencial de la fe cristiana y de la tradición de la Iglesia, y nos hemos convertido en socios y cómplices acomodaticios de este proceso descivilizador”, denunció.
Recordó a este propósito cómo en la encíclica Caritas in Veritate, Benedicto XVI denuncia que nos hemos apartado de los pilares básicos de nuestra cultura, y en concreto, de la concepción cristiana de persona; que hemos caído en el materialismo práctico, el relativismo mental y la desconfianza en la razón, todo lo cual ha hecho posible que la ideología de género en el espacio de cuarenta años haya destruido una cultura milenaria.
El vicedecano de la facultad de Teología San Dámaso de Madrid y catedrático de Moral Fundamental, don Juan José Pérez-Soba, resaltó en sus palabras que la ideología de género trata de hacer una persona débil y manipulable, como consecuencia de la disolución de su identidad sexual.
Está convencido de que se trata de una revolución sexual que “ha triunfado y ha cogido a la Iglesia con el pie cambiado”, por lo que no ha sabido responder a ella. Esbozó rápidamente un análisis histórico para mostrar cómo la revolución sexual de los años 60 fue un eco de otra anterior, de los años 20, que triunfó porque está unida a una crisis moral provocada por la caída del puritanismo.
En aquel contexto, cualquiera que pretendiera oponerse a la revolución sexual era tachado de puritano y no era tenido en cuenta. Dicha revolución sexual de los años 60, además, añadió a la anterior la separación neta entre amor y sexualidad, convirtiendo así la sexualidad en un material de consumo.
Sobre esta base, conforme a la cual si algo se consume no tiene más valor que el disfrute mientras dura, la sexualidad dejó de ser importante y esencial, de modo que se manipula a capricho, se construye. Desparece la sexualidad y aparece el género.
Llegados a este punto, indicó, quienes la promueven están experimentando con la construcción de una nueva sociedad.
“Han ganado la batalla política”, denunció “y ahora están empeñados en ganar la batalla de la educación”. “Tenemos que adelantarnos, y lanzar una propuesta: enseñar a amar”.
Las intervenciones de los expertos reunidos en la presentación concluyeron con las palabras de una de las coordinadoras del estudio, la doctora en Derecho y licenciada en Ciencias Religiosas, la profesora María Lacalle, de la Universidad Francisco de Vitoria.
En su breve alocución sintetizó algunas de las principales consecuencias que la ideología de género está teniendo a la hora de configurar un nuevo modelo de sociedad a través de las reformas legislativas y de los medios de comunicación.
Ambos, leyes y medios, desempeñan un papel pedagógico clave en una sociedad que carece de formación y juicio crítico.
Así, indicó, “una de las principales consecuencias de la ideología de género es la distorsión de la maternidad”, pues una de sus consignas defiende que la mujer, para liberarse completamente y alcanzar la plena igualdad con el hombre, debe controlar por completo su fecundidad.
Por eso sus defensores reivindican el aborto libre y gratuito como una medida imprescindible para alcanzar la igualdad.
“Eso explica –denunció– la existencia en España del ministerio de Igualdad, que no parece tener más cometido conocido que el de poner el aborto al alcance de toda mujer”.
A esto se añade, dijo, la propuesta de un modelo de mujer autosuficiente, que no depende de nadie, y de la cual tampoco depende nadie. Una mujer autónoma que se ocupa sólo de sí misma.
Explicó que algunos autores se han referido a este planteamiento como “el abandono cultural de la maternidad”, lo que ha provocado una distorsión de la identidad femenina.
La doctora Lacalle mostró cómo también se altera la concepción del hijo, que ya no es un don que se acoge, sino que se considera como un derecho.
Eso justifica el planteamiento de que la mujer, si considera que el hijo llega en un momento “inoportuno”, tiene derecho a matarlo; o de que si no llega cuando se “desea”, se fabrica mediante las técnicas de reproducción asistida.
Remarcó en su denuncia el hecho de que “se haya convertido el deseo individual en fuente de derecho”.
Finalizó su intervención con una propuesta: “mostrar la belleza de la maternidad, el significado profundo de la complementariedad, ayudar a descubrir la identidad femenina para que las mujeres puedan ser mujeres, y los hombres puedan ser hombres”.


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